30 de abril de 2008

¡Malditos mongole! ¡No lompan mi paled!

El domingo pasado jugamos la segunda sesión de Mad God's Key con Mariano. Estuvo bastante divertida, aunque casi todo nos salió mal. No solo terminamos casi todos muertos, sino que, para colmo, se nos unió Nachín al grupo :P

Como dato interesante, en esta aventura pudimos ver claramente como la administración de recursos de 3ra no sirve a la hora de tratar de hacer aventuras coherentes. Nos fue extremadamente mal en la aventura debido a que intentamos hacer las cosas según el sentido común de los personajes, en vez del sentido común de las reglas. Grave error. Si hubiésemos descansado luego del encuentro de la mañana que tuvimos la sesión anterior, las cosas hubiesen sido diferentes, pero vamos... ¿dónde está la onda en eso? Los juegos de aventura deberían priorisar el movimiento constante, las peleas y, valga la redundancia, la aventura. El obligar a los jugadores a descansar cada 4 encuentros va completamente en contra de todo eso. Pero bueno, como ya sabemos, en 4ta Edición eso va a cambiar (o eso dicen). Por el momento tendremos que seguir escarmentando o adaptarnos al sistema pese a que no nos guste.

En fin, paso a la narración de mi personaje, Soushiro.


El mapa que le quitamos a Dienteférreo nos condujo a un almacén abandonado dentro del distrito Shou de Heliogabalus. Pese a lo mal cuidado que estaba el distrito, fue reconfortante para mí el volver a ver mi cultura y a mi gente. Antes de dirigirnos a nuestro destino, me dediqué a comprar algunas mercancías y a enseñar a mis compañeros alguna que otra cosa de la cultura del este. Entre otras cosas, logré conseguir un excelente juego de palillos, los cuales pienso estrenar cuando todo este asunto de la llave mágica termine.


Por cierto, esa misma tarde nos reencontramos con Lars, el gnomo que nos estuvo acompañando desde Impiltur y de quien nos habíamos separado en un pequeño pueblo gnomo hacía unos días. No esperaba verlo tan pronto, pero imagino que el trovador se debió haber metido en algún problema en el pequeño pueblo por lo que su estadía entre su gente no duró mucho. Apostaría mis nuevos palillos a que una mujer estuvo detrás de su pronto regreso.

No creo haber descrito a Lars anteriormente. Se trata de un gnomo de excéntrico, dedicado a la música, al canto y a las mujeres. Es un tipo muy simpático que, a diferencia de otros, suele estar de buen humor, especialmente cuando de vino y señoritas se trata. Si bien su música es horrible (aun para los estándares de los Reinos), tiene habilidad con el florete y con la magia, por lo que puede ser de gran ayuda.

Volviendo a nuestra aventura:
llegamos al almacén de noche, puesto que no queríamos despertar sospechas de las autoridades ni de los bandidos de la zona. Nuestro plan era simple (y casi improvisado): entraríamos, descubriríamos al ladrón de la llave y nos iríamos, pero, ni bien entramos, nuestros preparativos se desmoronaron como la moral de los Tuigan ante las filas de lanceros Shou.

¡Un guardia casi me decapita al asomarme a investigar una habitación! Estuvo a un pelo (si aun tuviese pelo) de cortarme. Y no solo eso, sino que el guardia resultó ser un ninja, un asesino entrenado en las artes marciales. Si bien logré derrotarlo, el maldito me hizo un gran corte en el pecho. Por el ardor y el doloroso sentimiento de que algo se estaba abriendo paso por mis venas, me dí cuenta de que su arma estaba envenenada. Estoicamente, me dirigí donde Nicolai-san y éste me curó empleando los conocimientos curativos de su religión. Mientras nuestro clérigo me curaba, Mikha-chan y Lars-san fueron a investigar otra habitación. Apenas entraron ambos recibieron una herida de virote en el pecho, quedando incapacitados para combatir. Los demás nos pusimos en marcha para enfrentar al enemigo, que resultó ser una kunoichi (una mujer ninja) armada con una ballesta. La mujer desaparecía en las sombras y reaparecía en otro lado, disparándonos cuando menos lo esperábamos. Cuando Nicolai-san y Garrik-kun logran acercársele, ella volvió a desaparecer y no volvimos a verla. Pese a las heridas de nuestros compañeros, decidimos seguir investigando, ya que de lo contrario, no tendríamos otra oportunidad para volver allí.

Yo no quise decirle nada a mis compañeros para no ponerlos más nerviosos, pero es bien sabido que los ninjas son expertos asesinos y de seguro nos rastrearían y matarían si les dábamos la oportunidad. Por eso ya no podíamos irnos, debíamos derrotar a los ninjas para que ellos no pudiesen hacer el contraataque. Lars-san bebió una poción mágica y continuó con nosotros, mientras que Mikha-chan salió del edificio para ponerse fuera de peligro.

Continuamos explorando el almacén y encontramos algunas joyas y un antiguo libro, pero ningún rastro de la bendita llave. En cierto momento, llegamos a una extraña habitación. La misma estaba repleta de paredes de papel, dispuestas en forma de laberinto. La luz del mayal de Nicolai-san creaba montones de sombras en las paredes, lo cual dotaba al lugar de un aire mágico y peligroso. Avanzamos moviendo las paredes, y en eso estábamos cuando de repente, una mediana kunoichi atravesó una pared y atacó por sorpresa a Garrik-kun utilizando una misteriosa técnica marcial ninja. El pobre fue derrotado de inmediato. Otra kunoichi atacó a Erik-san. Afortunadamente, pudimos vencerlas pese a sus extrañas técnicas oscuras.

Investigando la habitación, encontré una puerta secreta que nos condujo a la habitación de nuestro verdadero enemigo. Se trataba de un anciano shou sentado en un trono y ataviado con ropas de erudito, que se hacía llamar a sí mismo "el Mandarín". A su lado, nos esperaba la mujer ninja que había malherido a Mikha-chan.

Intenté dialogar con ellos, pero Lars-san, impetuoso como siempre, les disparó con su ballesta. En seguida, la kunoichi me disparó y todo se volvió confuso.
Creo haber visto a Lars-san huir del lugar y a Nicolai-san lanzar su magiadivina sobre mí, al mismo tiempo que Garrik-kun se acercaba a nosotros para combatir a nuestros enemigos, solo para caer en una trampa del suelo y desaparecer de nuestra vista. No hubo tiempo para ayudarle, ya que nuestros enemigos se nos venían encima.

Entre Lars-san y yo tratamos de enfrentar al Mandarín, que hacía uso de brujería para luchar, lanzando llamaradas de fuego de dragón de la palma de sus manos. Nicolai-san y Erik-kun enfrentaron a la kunoichi. Estábamos todos heridos, por lo que fue un combate difícil. El Mandarín, pese a su apariencia, no tuvo problemas para luchar contra nosotros, y no pasó mucho tiempo antes de que Lars-san cayera al suelo víctima de la terrible magia del brujo. Yo fui malherido por una flecha arcana y también caí al suelo sin poder hacer nada.

Al mismo tiempo que caía, pude ver como Nicolai-san derrotaba a la asesina y se dirigía a enfrentar al Mandarín.
Desde el piso, mientras mi cuerpo se entumecía, pude ver cómo el Mandarín derrotaba a Erik-kun, para luego esquivar la embestida del clérigo y devolver el ataque con una flecha mágica. Mi consciencia se desvaneció en cuanto sentí el golpe de Nicolai-san contra el suelo.



Eso es todo. Por culpa del gnomo, todos terminamos en hit points negativos. El bárbaro de Motion también terminó inconsciente narrativamente, cuando alguien le partió un palazo en la cabeza. Según Mariano, pese a la derrota, nuestros personajes sobrevivirán y podremos continuar la aventura, así que manténganse sintonizados para ver cómo se resuelve esta aventura.


Garrik, el personaje de Juanma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este dibujo tambien lo hiciste vos peterete!? Tambien esta bueno

Anónimo dijo...

Mientras te hayas divertido, supongo que cumplió el objetivo. Hay reglas opcionales de 3.5 que se toman un atajo alrededor de los recursos limitados (ver los libros de los últimos 2 años), pero es cuestión de gustos. Generalmente, 4 a 5 encuentros es lo que tengo en una sesión, asi que me parece bien que empiecen frescos y que la sesión termine cuando deben ir a descansar. Es como un "save point", si queres.
4.0 podra ser un excelente juego, pero ninguno de mis 10 jugadores (2 grupos) tiene intenciones de volver a aprenderse de cero un reglamento.
Por cierto, Mad Gods Key no es una aventura sencilla...
Me gustó la narración desde el punto de vista del personaje :)

Ariel dijo...

Me gusta la recitación de tu partida!
Volveré a mirar cada tanto :)